La calidad y el tamaño de una imagen digital dependen directamente del formato en el que exportemos esta desde un programa de edición de imagen como photoshop. Estos dos factores son directamente proporcionales, cuanto mayor calidad tenga una imagen más nos ocupará y cuanto menor calidad tenga menor tamaño tendrá. Pero, ¿qué es mejor una imagen con buena calidad que ocupe mucho espacio o una con poca calidad de menor tamaño?
La respuesta depende de para que vayamos a utilizar la imagen que vamos a exportar, y según para qué vayamos a utilizar esta imagen debemos escoger un formato. Por ello voy a dedicar esta publicación a hablaros de los distintos formatos y de para que os conviene cada uno de ellos.
Todos los sistemas de captura digital transforman la luz incidente en tensión eléctrica. Tras esto la tensión eléctrica se transforma en código binario, este proceso se da en un elemento de la cámara llamado conversor analógico-digital, estos dos procesos se llaman cuantificación y codificación.
Las principales diferencias que vamos a destacar entre estos formatos son:
- Los niveles de profundidad de color: depende de los bits que se dediquen a cada color. Así pues las imágenes de 2 bits serán imágenes en blanco y negro. El ejemplo más conocido es el de 3 bytes, uno para cada color en la escala RGB.
- Tipo de compresión; con o sin pérdida. La compresión sin perdida consigue que tras descoprimir una imagen y compararla con la original estas se vean iguales. En la compresión con perdida siempre hay alguna diferencia entre la foto original y la comprimida por mínima que sea.
- La posibilidad de tener un cuarto canal llamado canal alfa, dedicado a la transparencia de la imagen.
-La posibilidad de animar las imágenes dentro de un mismo archivo.
Así pues distinguimos el formato JPEG del PNG porque este último si acepta el canal alfa (ambos formatos son con pérdida), el formato GIF del resto puesto que es el más conocido a la hora de guardar imágenes animadas (este formato permite compresiones sin pérdida).
El formato JPEG es uno de los más importantes y conocidos en la actualidad, a pesar de guardar imágenes con pérdida. Se basa en la característica del sistema de visión humano, solo admite 256 niveles de color, los que el ojo humano es capaz de diferenciar. A pesar de tener pérdida la ventaja es que los archivos tienen poco peso y se pueden distribuir fácilmente por internet, siendo el formato más utilizado para ello. Su principal problema es reeditar la imagen, puesto que siempre que se vuelve a exportar se pierde calidad y tras cuatro o cinco ediciones la imagen deteriora considerablemente. Por eso siempre se recomienda hacer una edición sobre un formato profesional sin pérdidas, como es el caso de TIFF, y tras estar satisfechos con la edición de la imagen, almacenar esta en JPEG.
El formato BMP es un formato de imagen de mapa de bits desarrollado por Microsoft. Este formato es de compresión sin pérdida y en él se pueden guardar archivos de hasta 24 bits (más de 16 millones de colores).
También existen formatos como PSD. Este está únicamente dedicado a las imágenes editadas en photoshop, y las almacena sin pérdida para poder seguir editando encima de ellas, guardando todos los pasos de la edición y las capas creadas dentro de la imagen por separado para poder editar encima de ellas.
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